UNA BRISA FRESCA DE ALEGRÍA Y VERDE ESPERANZA
Cuentan los que peinan canas que una vez, en aquel estadio de madera de Guido y Sarmiento, un sábado de ascenso, apareció un volante talentoso, con una vincha en su cabeza, y transgrediendo las costumbres clásicas de la época, entró a la vieja cancha de Quilmes con botines blancos… Claro que el volante era tan brillante y además ídolo de su hinchada que esa «provocación» a los modelos históricos, fue imitado por cientos de jugadores que adoptaron lo que el crack innovó…
Cuenta la historia que en 1995 esa cancha dejó de existir para dejarle paso al nuevo estadio Cervecero de Vicente López y Esquiú inaugurado en aquel juego entre Quilmes 2 – Nacional de Montevideo 1 y que luego fuera distinguido con el triunfo del Seleccionado ante Australia por 2 a 1 con goles de Balbo y Batistuta.
En ese piso, en esa cancha, en ese pasto y ante ese histórico club, CAMIONEROS, con sólo 13 años de historia accedió a la final del campeonato de reserva (al que fue invitado) venciendo por 3 a 0 al local exhibiendo un futbol excelso que sostuvo durante todo el partido, incluso hasta cuando se vio superado en los primeros 10′.
Y vaya paradoja del destino, que en el arco de la tribuna que lleva el nombre de OMAR «El Indio» GÓMEZ, aquel de los botines blancos, nuestro Verde hizo los tres tantos, uno de ellos impresionante, el de Axel Musarella clavó un soberbio disparo que ingresó en el ángulo izquierdo para cerrar el partido. Y vaya coincidencia del destino, que en ésta cancha, nuestro club tuvo una descollante tarea, cuando aquel 17 de Mayo de 2017 fue superado por el Rey de Copas POR PENALES, en el hermoso Centenario Cervecero.
Nada es casual…Nada.
El largo recorrido del fútbol pone las cosas en su lugar. Los ojos brillosos de los pibes del Verde que dejaron girones en el campo de juego ante un rival de fuste, grande de verdad, que había logrado ser el mejor de su categoría, el más goleador, el que más partidos había ganado, y que ganó su zona al Galope, sucumbió ante algunos modelos menos rimbombantes como Alejandro Ibarra, un arquero sobrio, con personalidad y dueño de su valla. Un central como Diego Jara que además de ordenar a su defensa y salvar sobre la línea un inevitable destino de gol, empujó siempre. Con un Alexander Suárez que fue tapón en la mitad y que luego de Monte Maíz fue literalmente bajado de Primera a su categoría. De Mirko Coronel que vaya saber cuan diferente son los libretos de los entrenadores, optaron por otras variantes. Y como éstos ejemplo podríamos marcar decenas de situaciones parecidas… que dejan el lastre, en la libreta de Primera, 35 jugadores en 32 disputados…
El fútbol nos dio otra muestra de pureza y alegria compartida. De ALEGRÍA Y DE ESPERANZA y de esperanza para que la lectura y el balance apunte hacia el futuro, con conclusiones válidas, mientras seguimos saboreando un trago dulce por estos pibes y de la ilusión por volver a ser. Quizás, los duendes del «Indio» Goméz, bajaron los escalones de su tribuna aplaudiendo a CAMIONEROS.
Nada es casualidad… ¿no le parece?. (DG).