PEGÓ PRIMERO Y…

DESPUES SACÓ LA DIFERENCIA.

Empezar ganando siempre es importante, pero si además se le adosa una amplia diferencia en el marcador y el juego, es aún mejor. CAMIONEROS inició su camino en la zona 33 del torneo del Interior venciendo a Atlético Moreno por un contundente 4 a 0 que pudo justificar en el transcurso de los 90′ jugados en Jáuregui. No fue sencillo el arranque del encuentro para el equipo de Hugo Smaldone, ya que los visitantes plantaron un partido trabado y de lucha en la zona de gestación, con un Barreto, Nuñez y el temperamental Iervasi (debió irse expulsado por acumulación de faltas tácticas), que le hacían dificil el enlace dispuesto por el locatario. El resultado se abrió tras un centro desde la derecha y una entrada punzante de Nazar a los 17′ y a partir de ese instante todo fue diferente, la salida de Barreto complotó con el bloque preparado para la contra de Moreno y por más que Acosta se retrasara para enlazar el juego, se había perdido peso en la mitad. Ya con el resultado a favor, Gonzalo Martinez se hizo eje en el equipo acompañado por la movilidad de Pena, las proyecciones de Villalba y la solidaridad de Livio Prieto (gran partido), que dejaban entreveer que en la medida que se fueran encontrando la diferencia sería mayor. Para todo esto Blanco estaba «iluminado» y sus pinceladas le ponían «magia» a la tarde. En el segundo ya las diferencias eran muy notorias, entre el excelente estado físico del equipo (se notó el inmenso trabajo de Silban), y los espacios que se fueron generando CAMIONEROS estaba cada vez más cerca del gol que irremediablemente cayo: cuando desde un corner ejecutado por el canario, ingresando por detrás de todos Machado mandó al fondo con parietal izquierdo. Moreno no tenía herramientas para reaccionar y esa triangulación entre Prieto, Villaba y Blanco sumaban socios a saber: Herrera que se tiraba atrás para arrancar tocando, Pena por el otro sector (siempre una salida clara) y los «altos» que en cada pelota para ganaban siempre, es decir las variantes emergían y las ideas de la visita se hundían en su propia impotencia. Así llegó el tercero del Pollo, pegándole esquinado sobre parante izquierdo de Roldan (dio muchos rebotes) y el cuarto fue para enmarcarlo, Penita pasó la mitad de la cancha, vio al arquero adelantado y le tiró un «globito» desde 36 metros para ponerla arriba y llenar de algarabía al pueblo Camionero que copó el Carlos V. Es cierto, esto recién comienza. También es verdad que el camino es largo e intrincado pero empezar el trayecto de esta manera alienta a la ilusión y de eso también se vive. (dg)