UN ANTÍDOTO PARA EL ALMA
Respiramos hondo, contenemos el aire, lo llevamos al lugar tenso del cuerpo, exhalamos lento y repetimos 20 veces esta técnica de relajación milenaria. Volvimos!. Es que pasadas las 8,46 de la mañana, con una temperatura de 9° por efecto del viento noreste a a 45 km./h. y tras 206 días desde aquel último juego en Otamendi y 203 en éste suelo, CAMIONEROS, volvía a pisar el «Territorio Verde».
FORMAS Y CARAS NUEVAS:
Si, hay cambios sustanciales y una metodología absolutamente diferente a la que habrá que adecuarse:
Nuevos jugadores, muchos juveniles, 5 incorporaciones, algunos de la «vieja» guardia que entrenan y esperan arreglar condiciones, ingresos cerrados con candados, protocolo estudiado con anterioridad, utilería cerrada, gente nueva en las adyascencias, cuerpo técnico completo, indumentaria distribuida con antelación y fotos, imágenes y testimonios del alambrado para afuera.
CAMIONEROS está de vuelta en cancha y eso es lo más importante de todo.
UN TIEMPO DIFERENTE:
Queremos dimensionar éste momento, ya que nos toca vivir una etapa inesperada y triste de vida a todos. Por eso fue mejor mantener una paciencia proporcional y que se va extendiendo como si fuera el «bandoneón de Pichuco (viejo cultor del Tango Argentino)».
En la cancha contigua los vestuarios de Juveniles, trabajó un grupo, el otro en la dos y en la cancha principal lo efectuó uno más. En el pasillo, entre la cancha de sintético y el playón Jonathan Zarza y el arquero Marcos Jara.
El técnico Smaldone recorrió con frecuencia cada sector, al igual que el Profe Silban y los dirigentes Campoamor y Nazar, con colaboradores que monitoreaban cada sector para que nada faltase. El médico y el kinesiólogo habían dispuesto estrictas medidas de distanciamiento.
ESTO PARA EMPEZAR:
La sesión duro 98′ exactos. A su término y tras la elongación el plantel completo se fue retirando raúdamente a sus vehículos y a casa.
Si, resiliencia… quizás esa sea la palabra adecuada y tan usada en éstos tiempos, desde lo individual y lo colectivo tratando de superar miedos, bajones e incertidumbre. No es la vacuna, cuidarnos sigue siendo primordial, pero éste fue un atídoto para el alma y así lo vivimos las 40 personas presentes en el predio. Ampliaremos