FÚTBOL – EL OBJETIVO: FORTALECER UN ESTILO
EDITORIAL: Vamos a trazar un paralelismo acerca de los estilos y los procesos. Los saltos a nivel internacional se pueden dar cada cuatro años. Los resultados en los mundiales llegan como consecuencia de los pasos cortos que se dan durante el recorrido, para el fútbol argentino todo y para los torneos de ascenso más aún. Manejarse con disciplina, inteligencia y seriedad debiera ser una constante. No solo para cumplir con los compromisos adquiridos sino también como para fortalecer los intentos internos. Y esto tiene que ver con los registros estadísticos que se han venido marcando repetidamente en aspectos fallidos que, en común, se han sentado en el vestíbulo de las últimas participaciones, sobre todo en ésta, para Camioneros. Este (lamentáblemente) es un buen tiempo para reflexionar ser instrospectivo y analizar desapasionadamente. No vamos a pretender, (que como todos hacemos), remitirnos a encender el televisor para deleitarnos con las demostraciones que el Bayer nos presenta semana a semana. Y observar a sus rivales de turno, que que secillamente se muestran impotentes, que miran sin ver. Hasta tal punto que la diferencia en goles casi pasa desapercibida. Quizás como aquel boxeador groggy que ya no le importa cual es la diferencia en las tarjetas. ¿Es qué juegan a otro deporte?. Y ahí nos convencimos que ese es el fútbol que alguna vez supimos desarrollar en este suelo al que le sumaron la dinámica permanente sin posiciones fijas. NO!. Pero sí perseguir una línea de juego a través del tiempo. No es lógico cambiar de sistema, de fórmula, de estilo, pasando de sin escalas y sin grises.
El fútbol que siempre habíamos soñado sin lugares determinados porque se jugaba en todos los espacios sin ocupar ninguno. Los laterales subían y los relevos se hacen con una silenciosa capacidad para efectuar sus funciones, dirigirlas y controlarlas sin ser advertidos. Maipú, Madryn, Juventud Unida, Huracán, no vienen de otro planeta. No tienen a un «distinto» o a «un diferente». Ha quedado demostrado que el no trabajar en bloque, ser inteligentes a la hora de decodificar el juego que proponen los rivales, diluye la presencia de un Genio, al no ser explotado en su máxima expresión, que termina convirtiéndose en un pasajero transitorio con los mismos gestos y parecida eficiencia. Ni la altura, la presión, el calor, los viajes, sirven en estos tiempos como excusas, que luego casi por decantación terminan, cuando hablamos de la hora de inicio, el disputar dos partidos por semana o elegir una competencia para poner «Toda la carne al asador». Algunos han mostrado en estos tiempos que se puede realizar esa mixtura entre técnica, velocidad, fuerza y destreza en cualquier terreno, bajo la lluvia, nieve o un terreno normal, cuando existe una línea de juego conductiva!. Es muy difícil rotular a un equipo así, que se escapa una y otra vez de lo que podría suponerse una posición de partida o de base. Pero trabajando se puede. Ese es el desafío: la intención puesta en el desarrollo, pensando antes para resolver fácil. Fundamentando parte en escuchar, planificar, abrirse y poder capitalizarlos después, desde las inferiores hasta la primera division.