LAZARTE, EL PRIMER CAMPEÓN DEL MUNDO CAMIONERO

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LUIS LAZARTE consiguió aquel Sábado 29 de Mayo de 2010, en el Once Unidos de Mar del Plata, lo único que le faltaba: se consagró CAMPEÓN MUNDIAL Mini Mosca, al vencer a Carlos Tamara por puntos en fallo dividido. Se despojó de sus complejos para poder combatir de igual a igual con los mejores, a los 39 años. La vida se le planteó difícil en el primer respiro, porque, cuando nació, sus padres no lo quisieron y lo dejaron abandonado. “Me regalaron, me dejaron tirado, y llegué a un hospital. Yo nací y me crié en la calle. Luego me crió una señora, pero su esposo me pegaba cuando era chico, hasta que me escapé de mi casa. No me fue bien que digamos y es un rencor que siempre voy a tener, me parece. Que hayan hecho eso conmigo no lo puedo perdonar”, explicó Lazarte. Algunos años más tarde, el boxeador conoció a sus padres por esa casualidad de irse a vivir al mismo barrio. “Conozco a mis padres, el apellido que llevo es de mi mamá verdadera. Nunca quise explicaciones, ni las quiero ahora. Pero no tuve relación con ellos, ni con mis hermanos. Somos cinco de sangre y conozco a tres de ellos nada más. Pero no tenemos amor de hermanos”, detalló el pugilista y siguió «Yo no voy a decir que era la madre Teresa de Calcuta, cuando era chico, también me detuvieron los de Minoridad. Pero allí también te golpean. Por eso creo que en la vida hay que buscar una manera digna de vivir. Yo soy creyente, son cristiano, y Dios me ha ayudado mucho en toda mi vida”, aseguró.
Sobre cómo se las rebuscó de pequeño, Lazarte detalló: “He juntado cartón, he trabajado abriendo puertas de taxi, he cuidado autos. De todo he hecho para ganarme la vida”. Luis Lazarte fue barrendero de la Municipalidad de Mar del Plata entraba a las 5 y caminaba muchas cuadras con un pequeño contenedor donde llena bolsas de basura. “Recorrí una de las avenidas más importantes acá en Mar del Plata y hacía unas cuarenta cuadras. Cada tres cuadras dejaba las bolsas llenas e íbamos barriendo y limpiando. Me levantaba a las 4 y entre las 10 y las 11 terminaba mi turno”, explicó el Mosquito. CAMIONEROS, nunca lo dejó sólo. HUGO y PABLO, estuvieron cerca para tenderle una mano “Yo luché cinco veces por el título del mundo y fracasé. Muchos creían que en mi sexta chance yo iba a fracasar otra vez y les demostré que pude y que vencí a un gran campeón, Carlos Tamará, por puntos, ante un estadio que «bramaba».
Pero… Luis Lazarte ya era un gran campeón.
Porque le había ganado a una niñez difícil y el deporte, entre otras cosas, lo hizo andar por un recto camino cuando él mismo cuenta que más de una vez tuvo que dormir en la calle. Y que allí «no se aprende nada bueno», como nos dijo en aquella noche mágica.
Porque formó una buena familia.
Porque, como él también contó en el vestuario, llevaba más de veinte años levantándose a «las cuatro de la madrugada».
Porque jamás perdió la humildad.
Porque nunca dejó de ser un «simple barrendero de Mar del Plata», orgullosamente.
Porque su dominio en las categorías chicas del boxeo argentino y sudamericano ya llevaba más de una década.
Porque perdió cinco chances de ganar el título mundial y siempre se volvió a levantar para buscar otra vez.
Sí, Lazarte dio aquel domingo a la madrugada una última pequeña prueba del tamaño de su corazón. La que le faltaba para convencer a algunos. Para muchos otros, él ya era un gran campeón. De la vida.